La primera vez que me inyectaron un antiinflamatorio y un antihistamínico, (conocidos coloquialmente como Sr. Urbasón y Sra. Polaramine), lo achaqué a que posiblemente me hubiese aparecido una alergia, pero gorda, no podía ser que la totalidad de mi cuerpo estuviese rojo y necesitase rascarme hasta debajo de las uñas. […]